Cuando empiezas una dieta mucha gente e incluso muchos "profesionales" de la dietética te recomiendan eliminar por completo los productos lácteos. Esta leyenda urbana muy extendida se debe seguramente al aprote calórico de los lácteos y a su contenido en "crema", una sustancia un tanto grasa.
Lo cierto es que los lácteos establecen una de las mayores fuentes de calcio para nuestro organismo, y lo que quizás mucha gente no sabe es que los lácteos son indispensables en la lucha contra la obesidad, para prevenirla y para reducirla.
Durante los últimos años una gran cantidad de estudios científicos han desmontado esta leyenda urbana y confirmado que los productos lácteos son indispensables en nuestra dieta, si bien es cierto que hay que saber como utilizarlos, pero nunca dejarlos de lado en nuestros planes alimenticios.
El calcio, bien utilizado, funciona en nuestro organismo como un quemagrasas, mucho más efectivo si este calcio proviene de fuentes lácteas. Lo que los estudios recomiendan es el uso de productos lácteos desnatados, que conservan prácticamente en su totalidad el calcio natural y evitan el punto negativo de la nata y las calorías.
El calcio láctico funciona como un quemagrasas debido a que actúa con otros nutrientes que forman el suero lácteo y que juntos tienen una mayor actividad que por separado. Por eso se recomiendan los lácteos como fuente de calcio, así como que son los que más ayudan en la sensación de saciedad, evitando que comamos de más.
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