jueves, 24 de octubre de 2013

Camarero, un tinto por favor.

Para cuidar el corazón y alargar la vida se recomienda beber una copa diaria de vino a cualquier hora del día y sobre las comidas. ¿Qué hay de cierto en todo esto?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardíacas encabezan la lista de causas de muerte en todo el mundo. Distintos estudios científicos han demostrado que los habitantes de los países que siguen la dieta mediterránea, y por tanto consumen vino en cantidades moderadas, tienen un menor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

Resultaba paradójico que los franceses mostrasen altos niveles de colesterol, (debido al consumo de mantequillas, natas y quesos) y, sin embargo, presentaran una mortalidad baja por problemas de corazón. A este hecho se le llamó " la paradoja francesa". Más tarde, se observó que los franceses a diferencia de los habitantes de los países nórdicos tomaban en las comidas una copa de vino tinto.

Hoy sabemos que el tanino de los vinos tintos (cuando se practica un consumo moderado), ayuda a mantener más limpias nuestras arterias, contribuyendo a evitar enfermedades cardiovasculares. Asimismo, recientes estudios han demostrado que el resveratrol, una sustancia que se encuentra en la piel de la uva negra, puede ayudar a retrasar el envejecimiento y prevenir enfermedades geriátricas como el Alzheimer.

Pues resulta que el vino tinto tiene polifenoles y flavonoides, y éstos serían los factores que le dan ese poder antioxidante. En las uvas, los flavonoides se concentran en la piel (hollejo). Cuando los viñateros hacen el vino tinto, le dejan la piel en el caldo a fermentar. En contraste, en el vino blanco, el hollejo es removido. Como resultado el vino tinto tiene niveles más altos de flavonoides que el vino blanco.

Hoy en día está demostrado que el vino es un buen ayudante para nuestro corazón, pero no se queda ahí porque, además, el vino se recomienda en casos de anemia ya que contiene medio miligramo de hierro y ayuda a la absorción del hierro.

La moderación es la clave para obtener beneficios del vino.

¿Y si no nos gusta el vino? Pues hay otras opciones. Los flavonoides también se encuentran en otros comestibles como las propias uvas, el té, las cebollas, ajos, manzanas y cerezas.

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