viernes, 25 de octubre de 2013

La obesidad y la anorexia, primas hermanas.

La obesidad, al igual que la anorexia, es un tipo de malnutrición. Dos trastornos alimenticios opuestos, pero igual de problemáticos.


En la obesidad se produce una sobreingesta   impulsiva de alimentos, predomina el exceso, y en su dieta suelen ingerirse grasas en abundancia y consumirse escasas cantidades de vitaminas, minerales y fibra, lo que se traduce en carencias nutricionales importantes.
Por lo que podemos afirmar que su nutrición no es buena, y su alimentación tampoco.

En la anorexia se produce un rechazo a la comida y un miedo obsesivo a engordar. Esto puede conducir a un estado de inanición, una situación de gran debilidad ocasionada por una ingesta insuficiente de nutrientes esenciales, lo que se vuelve a traducir en carencias nutricionales importantes, una nutrición inadecuada y una alimentación nefasta.

Muchos padres, por lo general, creen que un niño obeso está sano y bien alimentado, y siempre prefieren ver a un niño gordo a un niño desnutrido por déficit, pero las dos situaciones esconden una enfermedad y por lo tanto un problema de salud grave.

Como podemos ver, son dos enfermedades "visualmente antónimas", pero sin un control continuado y una ayuda eficiente ambas pueden llevar a unas consecuencias irreversibles o incluso a la muerte.



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